Ir al contenido principal

"Madurar consiste en dejar de creerse víctima de las circunstancias"


"Si no eres dueño de ti mismo te conviertes en esclavo de los demás"

Invertir en la formación emocional de los directivos suele mejorar a medio plazo los resultados de las empresas. Más que nada porque "el verdadero liderazgo, que consiste en influir e inspirar constructivamente a los demás, sólo es posible cuando uno es capaz de gestionarse a sí mismo de forma consciente y equilibrada". Al menos así lo recuerdan una y otra vez los expertos en autoconocimiento y desarrollo personal, para quienes "el mayor logro y la mayor aportación de los directivos es promover valores, actitudes y medidas encaminadas a que el bienestar de los trabajadores esté realmente alineado con el afán de lucro de la organización". Entre estos, destaca los formadores de directivos Oriol Pujol, que actualmente vive en India.

Reaccionar negativamente frente a la adversidad es muy fácil; tan sólo implica dejarse llevar por la inercia y la inconsciencia"

¿Cuál es el mayor freno que se encuentra a la hora de difundir su filosofía?

La ignorancia de creer que ya se sabe todo o de negar la posibilidad de poder experimentar un cambio profundo en la manera de ser y de percibir la realidad. Algunos justifican esta actitud denominándose "escépticos", pero en el fondo tan sólo muestran una falta de conocimiento y comprensión de sí mismos. Todos tenemos un potencial por desarrollar, que no sólo está relacionado con el descubrimiento y la profesionalización de nuestras virtudes y talentos, sino con nuestra propia paz y felicidad interiores.

¿Y qué les dice a aquellas personas que sí están interesadas en su desarrollo personal?

Lo primero es darse cuenta de que la vida es un misterio: en vez de verse como un problema a resolver, puede disfrutarse como una oportunidad para aprender a mantener la serenidad y el equilibrio, sean cuales sean nuestras circunstancias externas.

Difícil lo que propone...

Ya que no podemos cambiar lo que nos pasa, pues los hechos externos no dependen de nosotros, lo que sí podemos modificar es la interpretación que hacemos de lo que nos ocurre. En eso consiste madurar, en dejar de creernos víctimas de nuestras circunstancias para empezar a hacernos responsables de lo que experimentamos en nuestro interior.

¿A qué se refiere?

Frente a un mismo hecho, como que nuestro jefe nos critique o que se nos apague de pronto el ordenador, existen dos opciones: reaccionar negativa e impulsivamente o responder consciente y proactivamente, algo que todos nosotros podemos aprender a cultivar. Así, la conciencia es el espacio que creamos entre lo que sucede y nuestra reacción o respuesta. Cuanto más conscientes somos de nosotros mismos, mayor es nuestra capacidad de tomar la actitud que más nos conviene en cada momento. Este es el reto del desarrollo personal.

¿Y cómo se consigue?

Aceptando lo que nos sucede, que es lo que permite la auténtica transformación. Reaccionar negativamente frente a la adversidad es muy fácil; tan sólo implica dejarse llevar por la inercia y la inconsciencia. Quejarse, criticar o lamentarse son síntomas de poca autoestima, confianza y seguridad personal, que reflejan el grado de amor, cariño y autovaloración que tiene consigo cada uno. Además, si no somos dueños de nosotros mismos nos convertimos en esclavos de los demás, de los acontecimientos externos. Eso sí, aceptar no implica estar de acuerdo. Tampoco quiere decir resignarse o ser tolerante.

¿Y qué quiere decir?

Aceptar es comprender que las cosas no siempre suceden como a nosotros nos gustaría. En vez de pretender que la realidad se adapte a nuestras rígidas expectativas, hemos de aprender a vivir conscientemente, dándonos cuenta de que la sabiduría consiste en fluir flexiblemente, adaptándonos y sacando lo positivo de cada situación. Para lograrlo, se debe contar con la energía suficiente para poner en práctica todos estos principios. Y gracias a los nuevos resultados obtenidos, podemos experimentar un cambio de paradigma: no cambiarás cuando cambien tus circunstancias, sino que éstas cambiarán cuando cambies tú.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Acabo de descubrir tu blog. Enhorabuena

Entradas populares de este blog

La prueba final de amor

John X se levantó del banco, arreglando su uniforme, y estudió la multitud de gente que se abría paso hacia la Gran Estación Central. Buscó la chica cuyo corazón él conocía pero cuya cara nunca había visto, la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes en una Biblioteca de Florida. Tomando un libro del estante, se encontró intrigado, no por las palabras del libro sino por las notas escritas en el margen. La escritura suave reflejaba un alma pensativa y una mente brillante. En la parte del frente del libro descubrió el nombre de la dueña anterior, la señorita Hollys Maynell. Con tiempo y esfuerzo localizó su dirección. Ella vivía en Nueva York. Él le escribió una carta para presentarse y para invitarla a corresponderle. Al día siguiente, John fue enviado por barco para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante un año y un mes, los dos se conocieron a través del correo, y un romance fue creciendo. John le pidió una fotografía, pero ella se negó. Ella sentía

La inquietante historia de una niña ingenua chateando en Internet

El anonimato que permite la red es un peligro para los menores Los menores suelen estar solos ante los peligros de la red. Esta historia llegó al correo electrónico del director de El Confidencial Digital, Javier Fumero, que la publicó en uno de sus artículos. El caso de esta niña se podría dar en cualquiera de los hogares de nuestros lectores: Tras dejar sus libros en el sofá, ella decidió tomar un bocadillo y meterse en Internet. Se conectó con su nombre en pantalla: ‘Dulzura14′. Revisó su lista de amigos y vio que ‘Meteoro123′ estaba enganchado. Ella le envió un mensaje instantáneo Dulzura14: Hola. Qué suerte que estás! Pensé que alguien me seguía a casa hoy. Fue raro en serio! Meteoro123: RISA. Ves mucha TV. Por qué alguien te seguiría? No vives en un barrio seguro? Dulzura14: Claro que sí. RISA. Creo que me lo imagine porque no vi a nadie cuando revisé. Meteoro123: A menos que hayas dado tu nombre online. No lo hiciste, verdad? Dulzura14: Claro que no. No soy estúpida, Ok! Meteoro