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Mostrando entradas de julio, 2009

Una receta para ser feliz

Sostiene Aristóteles que el bien supremo que persigue el hombre es la felicidad. Según esta extendida opinión el vivir bien y el obrar bien son sinónimos de dicha. Sin embargo, hay que tener en cuenta las variadas opiniones individuales. Para el enfermo la felicidad es la salud. Lo que para el pobre es la riqueza. En el estratega la felicidad está en la victoria y para el arquitecto en la funcionalidad y la belleza. Hay quienes piensan que felicidad es embotarse de placeres lo que provoca una sensación fugaz de felicidad. Hay personas que teniendo mucho dinero se mueren porque no pueden comprar vida. Y hay quienes teniendo vida la pierden por torpeza invencible consumidos por las drogas y el no hacer nada. Un debate reciente de psicólogos en la Universidad Complutense de Madrid reveló que la felicidad no sólo es posible, sino que en la vida puede aprenderse a ser feliz. Para ello es esencial en las personas tener sentido del humor y saber valorar lo importante y lo valioso de la propia

Confianza

Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza. Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza, es decir, la seguridad firme que se tiene de una persona, por la relación de amistad o la labor que desempeña. Tenemos seguridad en una persona porque sabemos que en sus palabras no existe el doble sentido o el rebuscamiento; jamás hace un juicio a la ligera sobre las actitudes de los demás; trabaja con intensidad, procurando terminar la tarea encomendada cuidando hasta el más mínimo detalle; llegará puntual si así se ha acordado o guardará el secreto que le hemos confiado. Es fácil perder la Confianza en alguien cuando no actúa con justicia, algún comerciante, profesional o prestador de servicios que abusa de nuestra falta de conocimiento o buena voluntad, y pide a cambio una cantidad de dinero que no corresponde a lo convenido. La mentira tampoco tiene lugar en cualquier tipo de relación, pues confunde la verdad, destruye los sentimientos, provocando u

Constancia

“La Constancia es la virtud por la que todas las otras dan su fruto.” (Arturo Graf) Según la definición de la Academia Real Española, Constancia (Del lat. constantia). Significa firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos. La constancia es la aplicación continua y frecuente de un esfuerzo por lograr determinado propósito u objetivo. Nuestras vidas están colmadas de anhelos por lograr metas, objetivos, sueños e ideales. Cuando nos proponemos alcanzar una meta determinada, vemos que el trayecto a seguir muy pocas veces es una mera línea recta o un camino allanado sin obstáculos. Muy por el contrario, en la mayoría de los casos aparecen inconvenientes y desafíos que debemos superar con determinación, voluntad, constancia y perseverancia. Si bien la constancia es comúnmente considerada como un sinónimo de perseverancia, podemos diferenciarla en que la constancia está más asociada al tiempo, la frecuencia y el ritmo establecido de acción para alcanzar un objeti

La decencia explicada a los hijos

Los padres con su continuo ejemplo, deben enseñar a sus hijos a practicar la decencia en las conversaciones, vestimentas, gestos y posturas, pues saber comportarse decentemente no viene en los genes, hay que enseñarlo. Tienen que recordar principalmente a las hijas, que la decencia con sus cuerpos, no está implícita solamente en las ropas, sino en las personas que las llevan y que tienen que tener un cuidado muy especial, en su forma de vestir, evitando las ropas demasiado cortas, en escotes y faldas, apretadas o ligeras, para evitar que se conviertan en un centro de atención malsana, además que se pueden llevar grandes sorpresas, al descubrir las malas intenciones que provocan en los demás. La decencia es el valor humano que mejor refleja la dignidad humana. Abarca los cinco sentidos: Vista, oído, gusto, olfato y tacto e incluye la imaginación y el propio cuerpo, pues trata de evitar exponerlo a la morbosidad y al uso indebido, de la sexualidad humana y todo lo que de ella se deriva.

Aprender a educar nuestros deseos

La educación es la base para edificar un proyecto personal adecuado. Y es necesario educar el deseo y el querer. El primero es anhelo, aspiración, conocimiento de algo que nos lleva en esa dirección, casi como un imán; es pasajero, transitorio, esporádico, como un chispazo que recorre nuestra mente por un rato. Querer es determinación y firmeza, pretender algo con toda la voluntad. El deseo y el placer forman un edificio común: el primero ocupa la planta baja y conduce directamente al placer, instalado en el piso de arriba; la escalera que los comunica es la imaginación. El deseo está lleno de promesas. Tiene magia, embelesa, un tono embriagador y hechicero que nos conduce y fascina. Pero dejarse arrastrar por los deseos sin más suele ser poco maduro. Crecer es orientar la conducta en una dirección positiva; de entrada, cuesta mucho, pero a la larga nos hace personas. Desear es anhelar algo de forma próxima, rápida, casi inmediata. Querer es pretender a largo plazo, pero sin la transit

La fortaleza, esencial en el cristiano

Fortaleza es la capacidad en el ánimo del hombre para soportar lo adverso, para no darse por vencido en la lucha de la vida, para no claudicar ante los deberes, aunque cueste esfuerzo sacarlos adelante. Asimismo, para no dejarse vencer por las pasiones ni inclinarse hacia los vicios y adicciones ni deprimirse ni hundirse cuando le visita la enfermedad, el dolor o el fracaso, sino mantenerse siempre con ánimo erguido y viril. Creo yo que de la palabra vir, que significa hombre, viene la palabra virtud, cuya práctica presupone una actitud viril. Y decía que en este tiempo tampoco abunda esta virtud de la fortaleza de ánimo, pues esto es algo de lo cual no se habla, algo desconocido por la mayoría o cuando menos, muy poco estimado. ¿Y por qué digo que no abunda hoy esta virtud de la fortaleza de ánimo?, porque he observado varios síntomas de la sociedad actual donde esa fortaleza está ausente. Pongamos por caso, en primer lugar, las adicciones terribles que comienzan desde la niñez, la ad

Esto es asi

"La alegría no es más que saber disfrutar de las cosas simples de la vida. "

Saber disfrutar del presente

Dicen que Diógenes iba por las calles vestido con harapos y durmiendo en los zaguanes. Cuentan que, una mañana, cuando estaba amodorrado todavía en el zaguan donde había pasado la noche, pasó por aquel lugar una acaudalado terrateniente. -Buenos dias-dijo el caballero. -Buenos dias-contestó Diógenes. -He tenido una semana muy buena, así que he venido a darte esta bolsa de monedas. Diógenes lo miró en silencio sin hacer ni un movimiento. -Tómalas. No hay trampa. Son mías y te las doy a ti, que sé que las necesitas más que yo. -¿Tú tienes más?-le preguntó Diógenes. -Claro que sí-contestó el rico-, muchas más. -¿No te gustaría tener más de las que tienes? -Sí, por supuesto que me gustaría. -Entonces , guárdate estas monedas porque tú las necesitas más que yo. Algunos cuentan que el diálogo siguió así: -Pero tú también tienes que comer y eso requerie dinero-insistió el caballero. -Ya tengo una moneda-y la mostró-y me bastará para un tazón de trigo para hoy por la mañana y quizás algunas na

Pasos para ser protagonista de tu vida

¿Cuáles son los pasos para ser un protagonista exitoso en la vida y ser feliz? Desde luego, no participar activamente de la vida, dejar que todo ocurra por accidente o por casualidad, no conduce a la realización personal ni a la satisfacción. En este caso, no hay dominio de la vida, del destino o del futuro. Las personas quedan a disposición de las circunstancias. Los seres dotados hemos sido dotados de inteligencia, de consciencia (darnos cuenta) y, según muchos creen, poseemos espíritu. O somos seres espirituales con cuerpo físico. Como sea, estamos preparados y hechos para el cambio y para la acción. La participación consciente en el mundo es lo que nos hará crecer como personas, sentirnos realizados y ser felices. Para comenzar se necesita ser auto consciente. Observarse a sí mismo un buen tiempo. Descubrir cuáles son nuestros pensamientos y emociones dominantes, nuestras virtudes y defectos, fortalezas y debilidades, logros y carencias. Observar nuestras motivaciones e intereses.

Diez Mandamientos sobre la Amabilidad

1. Sonreír siempre, aun sin ganas y a solas para entrenarse. 2. No decir NO ni a un mandato ni a una súplica. 3. Evitar al prójimo todos los disgustos posibles. 4. Mostrarse contento y satisfecho aunque la procesión vaya por dentro. 5. Esforzarse por ser simpático y más aún a los que no son antipáticos. 6. Utilizar: gracias, por favor... 7. Si hay que reprender, saber dominar el genio y después reprender serenamente. 8. Hacer agradable el trato a las personas con las que se convive. 9. Usar formas amables con todo el mundo. 10. Si hay equivocaciones, reconocerlo abiertamente y disculparse