Ir al contenido principal

QUE DEFINE A UN LIDER



El autor en su artículo también nos presente los cinco componentes de la inteligencia emocional que se ven reflejadas en un liderazgo efectivo, estos son: autoconciencia, esta es la habilidad que tiene una persona para identificar su DOFA (debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas) con claridad, entender sus emociones y estados de ánimo, y entender la forma en que estos afectan a los demás miembros del equipo de trabajo; una persona autoconsciente se caracteriza por saber planear su tiempo y su trabajo, tener sus metas claras y trabajar a la par con sus habilidades reconociendo cuando necesitan ayuda; las formas más frecuentes en las que esa habilidad se manifiesta son el sentido delo humor que tienen al reconocer sus propios errores, tienen un alto grado de confianza en sí mismos y realizan autoevaluaciones honestas y realistas. Autocontrol, esta habilidad se refiere a la capacidad que tiene una persona para controlar sus impulsos y emociones y canalizarlos de una forma útil para la empresa; el autocontrol es muy importante porque este hace que persona sea más razonable, crea un ambiente de confianza y equidad lo que se traduce en un aumento de la productividad, vuelve a la persona más abierta y dispuesta a afrontar cambios sin tantos prejuicios; esta habilidad se puede reconocer en una persona por que esta tiende a ser reflexiva, está conforme con la ambigüedad y abierta al cambio y es capaz de controlar sus impulsos y sentimientos. Motivación al logro, es la cualidad que tienen casi todos los lideres de alcanzar y sobreponerse por encima a los objetivos planteados, no por alguna recompensa como un asenso o un aumento de salario sino por el simple hecho de cumplir y superar las expectativas que le implantan en su cargo; estas personas son apasionadas con su trabajo, les gusta estar en constante aprendizaje y retroalimentación, se sienten satisfechos con el trabajo bien hecho.

Daniel Goleman

Comentarios

Entradas populares de este blog

La prueba final de amor

John X se levantó del banco, arreglando su uniforme, y estudió la multitud de gente que se abría paso hacia la Gran Estación Central. Buscó la chica cuyo corazón él conocía pero cuya cara nunca había visto, la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes en una Biblioteca de Florida. Tomando un libro del estante, se encontró intrigado, no por las palabras del libro sino por las notas escritas en el margen. La escritura suave reflejaba un alma pensativa y una mente brillante. En la parte del frente del libro descubrió el nombre de la dueña anterior, la señorita Hollys Maynell. Con tiempo y esfuerzo localizó su dirección. Ella vivía en Nueva York. Él le escribió una carta para presentarse y para invitarla a corresponderle. Al día siguiente, John fue enviado por barco para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante un año y un mes, los dos se conocieron a través del correo, y un romance fue creciendo. John le pidió una fotografía, pero ella se negó. Ella sentía

La inquietante historia de una niña ingenua chateando en Internet

El anonimato que permite la red es un peligro para los menores Los menores suelen estar solos ante los peligros de la red. Esta historia llegó al correo electrónico del director de El Confidencial Digital, Javier Fumero, que la publicó en uno de sus artículos. El caso de esta niña se podría dar en cualquiera de los hogares de nuestros lectores: Tras dejar sus libros en el sofá, ella decidió tomar un bocadillo y meterse en Internet. Se conectó con su nombre en pantalla: ‘Dulzura14′. Revisó su lista de amigos y vio que ‘Meteoro123′ estaba enganchado. Ella le envió un mensaje instantáneo Dulzura14: Hola. Qué suerte que estás! Pensé que alguien me seguía a casa hoy. Fue raro en serio! Meteoro123: RISA. Ves mucha TV. Por qué alguien te seguiría? No vives en un barrio seguro? Dulzura14: Claro que sí. RISA. Creo que me lo imagine porque no vi a nadie cuando revisé. Meteoro123: A menos que hayas dado tu nombre online. No lo hiciste, verdad? Dulzura14: Claro que no. No soy estúpida, Ok! Meteoro