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Mostrando entradas de diciembre, 2012

El Papa en Nochebuena anima a dejar lugar a Dios en nuestro pensar y sentir

    "¿Tiene Dios realmente un lugar en nuestro pensamiento?”, se preguntó Benedicto XVI en su homilía de la Misa de Nochebuena que celebró en la Basílica de San Pedro. El Papa dijo que la metodología del pensar de mucha gente “está planteada de tal manera que, en el fondo, Él no debe existir”. Añadió que aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, “debe ser rechazado con algún razonamiento”. Porque para que se sea considerado serio (en nuestra sociedad secularizada y alejada de Dios), “el pensamiento debe estar configurado de manera que la ‘hipótesis Dios’ sea superflua”, denunció el Pontífice. “No hay sitio para Él. Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos. Nosotros –prosiguió el Sucesor de Pedro– nos queremos a nosotros mismos, queremos las cosas tangibles, la felicidad que se pueda experimentar, el éxito de nuestros proyectos personales y de nuestras intenciones. Estamos completamente ‘llenos’ de nosotros mismos, de modo que

Felicitaciones de Navidad

Recordarán las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan que, hace relativamente poco, se llegó a considerar la celebración de «bautismos civiles» en los Ayuntamientos. La suplantación del sacramento religioso por la bufonada municipal ya cuenta, sin embargo, con algunos precedentes: según me asegura un alguacil amigo, cada vez son más las parejas contrayentes por el rito civil que, nostálgicas o envidiosas del empaque y el ringorrango de las celebraciones religiosas, solicitan al alcalde o concejal que oficia el casamiento que no se limite a leer los artículos preceptivos del Código Civil, sino que los aderece de juramentos plagiados de la liturgia católica y fragmentos del Cantar de los Cantares, y hasta que improvise una suerte de homilía laica y alquile un organista, para que la ceremonia no quede desangelada y pobretona. Diríase que la religión, al perder ascendiente sobre el hombre, hubiese dejado desguarnecidos territorios que necesitan amueblarse con burdos sucedáneos.