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«He encontrado mi meta, estoy llena de alegría»: la carta póstuma de Camille a sus padres





¿Cómo afrontar la muerte y la enfermedad, especialmente cuando se es joven? “De la
muerte brota la Vida y de la cruz la Resurrección”. Con esta frase y con su ejemplo de
vida respondió con creces a esta pregunta Camille Homolle, una chica de tan sólo 25
años que el pasado mes de julio pasó de este mundo al Padre tras padecer cáncer
durante años.

Sin embargo, lejos de entristecerse, esta joven francesa aprovechó la enfermedad para

prepararse para el Cielo y para evangelizar ya incluso muerta a su familia y amigos. El
padre Christian Mahéas acompañó durante todo este tiempo a Camille en su camino
espiritual. Ahora confiesa que quedó maravillado porque “en medio de esta desgracia
terrible se vio la Gracia de Dios”. Este sacerdote quedó impresionado de que los
jóvenes “viven su enfermedad y la proximidad de la muerte como una forma real de
vida que es una gracia que llega a sus familias”.

“Supe que estaba lista”
En las pasadas Navidades esta joven parisina supo que la medicina no podría hacer

nada por ella y que más tarde o más temprano moriría. Cuenta el padre Mahéas que
“se fue de peregrinación con su familia. Vi volver a Camille con un rostro luminoso
y pacificado. No había recibido la gracia de la curación física, sino la de la fe
profunda que deseaba tan ardientemente. Supe que estaba lista”.

Camille afrontó su muerte con naturalidad y con la vista puesta en la vida eterna.

Por ello, el 15 de marzo le entregó a su sacerdote una larga carta que debía
entregar a sus padres el día de su muerte. A continuación juntos prepararon
la misa funeral.

Eligió las lecturas y cantos de su funeral
Ella misma quiso elegir las lecturas. La primera era del libro de la Sabiduría cuando

habla de que “Dios creo al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma
naturaleza”. El salmo escogido fue el 86 que pide a Dios: “guarda mi alma, porque yo te
amo, salva a tu siervo que confía en ti”. Por último esta joven eligió un Evangelio de San
Juan, un precioso pasaje en el que Jesús dice a sus discípulos que “no se turbe vuestro
corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
mansiones, si no, os lo habría dicho”.

Tampoco las canciones fueron al azar. Para la entrada quiso que fuera uno titulado “Más

cerca de mi Dios yo quiero descansar”. Para la comunión quiso que sus seres queridos
cantasen “No tengo otro deseo que pertenecerte” y para el final dejó el canto de Simeón,
Ahora ya puedes dejar que me vaya en paz”.

La carta entregada a sus padres
En el funeral, el sacerdote entregó la carta que Camille había escrito en marzo. Ahora

era el momento. “He vivido una vida maravillosa”, afirmaba. “Hago hincapié en este
punto porque incluso estos dos años han estado llenos de felicidad. Aunque agotadores
me han permitido descubrir dónde está la verdadera alegría: la alegría de la fe.
¡Qué hermosas situaciones parecen terribles a primera vista!”.

En su carta Camille agradece que “este amor que continuamente recibí me dio la fuerza

para no perderme en el abatimiento y buscar la meta de mi vida, mi viaje. La he
encontrado y estoy llena de alegría”.

De este modo, dirigiéndose a sus seres queridos y amigos añade que “el duelo es un

tiempo de sufrimiento y soledad, un vacío terrestre terrible. Pero cuando te
entregas al amor de Dios, nos damos cuenta de que los muertos están siempre
ahí y nos guían. Son pequeños ángeles que nos llevan, nos sostienen, nos quieren
y es importante dejarles un lugar en nuestros corazones. Estos pequeños ángeles
son felices, afortunados”.

“Somos felices y estamos ahí”
Era ella misma la que en su propio funeral estaba consolando a la gente que tanto

quería. “Este duelo es un aprendizaje que se hace poco a poco, otro tipo de relación
con los que se fueron, relación más bella y constructiva”. La clave está en que este
vacío “puede ser llenado por el amor infinito de Dios y de los difuntos del Cielo.
La tristeza en este tiempo es comprensible pero Camille exhorta a su familia a que
“esta fase no dure demasiado tiempo para evitar endurecer nuestros corazones”.
Somos felices y estamos siempre ahí”, asegura esta joven en la carta.

Por ello, invita a mirar más allá. Asegura que “la vida terrena no durará mucho

tiempo y tenemos que prepararnos para la vida eterna. Por medio de nuestras
oraciones y acciones nos preparamos para este paso feliz” Y es que aunque
algunos se van antes que otros, estos pocos años no son nada en comparación
con la eternidad del amor que nos espera”.

“Entrégate a los brazos de María”
Incluso recomienda las cosas que a ella le han ayudado a hacer el paso de este

mundo al Padre. “No dudéis en pedir ayuda a los sacerdotes, en acudir a los
Sacramentos y a las personas guiadas por la fe e impregnadas del Espíritu Santo”.

Para acabar la carta hace esta exhortación: “No te encierres en tu dolor y déjate

alimentar por los lazos del amor, amistad y la familia que te rodea. Estos lazos
sacarán la fuerza para superar el dolor. Ten confianza y entrégate totalmente
en los brazos de María para entrar en la esperanza de la salvación”. “Mis
oraciones están con vosotros y os acompañarán siempre”, concluye.

Es por esto por lo que el sacerdote que tanto vivió con ella llegara a esta c

onclusión tras su muerte, tal y como contó a Famille Chrétienne: "
Camille me dio a entender que un santo no era alguien perfecto. Es alguien que
con cuya vida refleja el corazón del Evangelio: de la muerte brota la Vida, y
de la cruz la Resurrección”.

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25707
 

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