Puerta del Cielo
San Alfonso Mª de Ligorio afirma que María es Puerta del Cielo porque, de la misma forma que toda gracia e indulto que otorga el Rey pasa por la puerta de su palacio, de igual modo ninguna gracia desciende del Cielo a la tierra sin pasar por las manos de María.
Desde su vida terrena, aparece Nuestra Señora como la dispensadora de las gracias. Por Ella, Jesús santifica al Precursor, cuando visita a su pariente Isabel. En Caná, a instancias de María realizó Jesús su primer milagro, convirtiendo el agua en vino; allí también, por este milagro, sus discípulos creyeron en Él. La Iglesia comienza su camino, a través de la historia de los hombres y de los pueblos, el día de Pentecostés, y "se sabe que al comienzo de este camino está presente María, que vemos en medio de los Apóstoles en el cenáculo "implorando con sus ruegos el don del Espíritu Santo".
Por la intercesión ante su Hijo, María nos alcanza y distribuye todas las gracias, con ruegos que no pueden quedar defraudados. Esta intercesión es aún mayor después de su Asunción al Cielo y de haber sido elevada en dignidad por encima de los ángeles y de los arcángeles. Ella nos distribuye el agua de la fuente, no toda de una vez -afirma San Bernardo-, sino que hace caer la gracia gota a gota sobre nuestros corazones resecos, a unos más, a otros menos. De la fuente que brota del corazón del Padre, nos distribuye enseguida a nosotros todo cuanto somos capaces de recibir. Ella conoce perfectamente nuestras necesidades y nos distribuye las gracias que necesitamos. Sólo nuestra mala voluntad puede impedir que esas gracias lleguen al alma.
Por el conocimiento que tiene de las necesidades espirituales y materiales de cada uno de sus hijos, Nuestra Señora, llevada por su inmensa caridad, intercede constantemente por nosotros. Mucho más cuando se lo pedimos con insistencia, como hacemos estos días. Otras veces dejaremos en sus manos la solución de los problemas que nos agobian, con el claro convencimiento de que Ella sabe mejor que nosotros lo que nos conviene: "Madre mía.... ya ves que necesito esto y aquello..., que este amigo, este hermano, este hijo... están lejos de la Casa paterna ... ". En Ella se dan con toda plenitud las palabras de Jesús en el Evangelio: quien busca, encuentra; quien pide, recibe; al que llama, se le abrirá. ¿Cómo nos va a dejar en la puerta cuando le pedimos que nos abra? ¿Cómo no nos va a socorrer si nos ve tan necesitados?
D. Francisco Fernández Carvajal
Comentarios
SANTISIMA VIRGEN MARIA PIDO LA COLABORACION PRA QUE ME AYUDES I ME MULTIPLIQUES MI DINERO PIDO SALUD I FORTALEZA SANIDAD PRA MI CUERPO FISICO PIDO LA BENDICION DE TU PODER MI NOMBRE ES DARIO RAFAEL CURIEL