Ha ganado el Premio Planeta, el Primavera de Novela y el Nacional de Narrativa, y ahora, el Mariano de Cavia. Todo eso en los 36 años que hace que nació en Baracaldo. En una exclusiva para ALBA, cuenta cómo redescubrió su fe heredada, a partir de los ataques recibidos por la Iglesia.
"No soy un converso. Lo mío ha sido un largo proceso, una evolución", aclara Juan Manuel de Prada, quien desde pequeño ha sido educado en la fe católica, "lo que pasa -explica- es que esa fe cultural ha sido probada, porque sin prueba, lo más seguro es que se convierta en una rutina".
Juan Manuel de Prada es uno de los escritores mas leídos en España, y fue en los primeros años de adolescencia, "al empezar a leer", cuando su fe comenzó a ser probada por "las dudas que levantaba mi lectura sobre lo que me habían contado".
Un largo proceso
Esas dudas que comenzaron a tambalear la primera fe cultural tenían que ver con "una visión demasiado humana de Jesús; tanto, que llega un momento en que nos olvidamos de que es Dios".
Aunque en este proceso "nunca llegué a dejar de ser católico -dice-, mi fe se acomodó". Pero una circunstancia inesperada iba a llevarle de nuevo a vivir la fe católica: "Cuando empiezo a escribir, descubro que la Iglesia es constantemente ridiculizada, escarnecida y denigrada; algo que, al principio, me hace cierta gracia, llega después a molestarme", y es que, apunta De Prada, "una de las cosas que no soporto es el gregarismo y las actitudes unánimes, y empiezo a descubrir en el mundo intelectual español esa unanimidad de las ovejas".
Es al ver los ataques que surgen contra la Iglesia desde el mundo cultural cuando se ve impulsado a defenderla: "En nuestra sociedad se están imponiendo posturas uniformes sobre la Iglesia", ya que "hay una ramplonería brutal que hace que, en ámbitos intelectuales, el denigrarla sea una especie de DNI progre".
Y cuando comienza a defender a la Iglesia, "también comienzo a profundizar en ella", y es entonces cuando "descubres una belleza que al principio está escondida entre tantas noticias absurdas, que mezclan la política con la religión, con la banalidad de la información perecedera. Y cuando empiezas a taladrar esa capa de banalidad, te encuentras con la belleza de la Iglesia, que es la belleza de Cristo". Para De Prada, esa belleza te atrae más y más a medida que la vas "desenterrando del ruido", y cita a san Agustín para definir la experiencia: "Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva".
"Cuando ocurre esto, yo me doy cuenta del corazón del mensaje cristiano, que es Dios hecho hombre, y me doy cuenta del vértigo de esa propuesta". En esta ocasión es Chesterton el citado para explicar la experiencia: "‘La mano del Dios que había moldeado las estrellas de repente se convierte en la manecita de un niño que gimotea en una cuna’. Ese momento vertiginoso es algo único del cristianismo, y su gran belleza".
El descubrimiento
De Prada asegura que a partir de ahí, "lo ves todo de otra manera. Se te cae una venda de los ojos y el mundo tiene poco que ver con lo que era. Es una especie de despertar, como si lo que hubiese vivido hasta entonces hubiese sido una vida cautiva, vivida sólo en blanco y negro, y de repente todo tiene color". Para él, descubrir que Cristo es Dios hecho hombre "es un descubrimiento fundamental", pero que es algo a lo que no todos los católicos llegan, razón a la que achaca que muchos de ellos se queden simplemente en vivir "una fe acomodada y protocolaria, totalmente rutinaria".
Sobre el panorama actual para el católico en España, asegura encararlo "con esperanza, porque aunque existe una evidente intención por parte de sectores de poder recluir a los católicos en un gueto, presentándonos como a seres anacrónicos, como caspa que hay que retirar, esto a la larga va a ser beneficioso, porque va a crear una mayor vocación de testimonio, y ha sido en las circunstancias difíciles cuando los cristianos han logrado levantar la cabeza".
Pero advierte que los católicos españoles tenemos que hacer un gran esfuerzo para que nuestra misión y nuestro testimonio "no se confundan con una misión política, ya que nuestra misión es oponernos a toda aquella práctica que sea contraria a los principios de nuestra fe, algo que me preocupa seriamente y que se está dando en nuestra sociedad".
Jesús G. Sánchez-Colomer
http://www.interrogantes.net/Entrevista-a-Juan-Manuel-de-Prada-Revista-Epoca-220X006/menu-id-29.html
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