Nacieron como muñecas en 2010,
fabricadas por Mattel, la misma marca que Barbie, y desde entonces las
Monster High han ido ganando terreno en el ámbito de la
juguetería y de la industria del entretenimiento audiovisual: serie de
televisión de dibujos animados, videojuego y, en 2013, la película Scaris,
city of frights [Horroris, ciudad de sustos, en traducción libre]. Todo
ello unido, como en estos casos es norma comercial, a un poderoso
merchandising de pegatinas, carpetas, cuadernos, etc.
La colección de alumnas del Instituto de Monstruos recrea personajes clásicos del cine de terror, desde Drácula (Draculaura) a Frankenstein (Frankie Stein) pasando por el Hombre Lobo (Clawdeen Wolf) o la Momia (Cleo de Nile), hasta más de una docena de caracteres. Hasta ahí, no deja de ser una línea de producto más con pretensión de originalidad introduciendo el mundo del horror en el ámbito de las muñecas infantiles.
En ese sentido, todos los complementos de las jóvenes y sus respectivas personalidades están marcados por lo macabro y lo morboso: ataúdes, sangre, cadáveres, al igual que las letras de las canciones que acompañan la serie.
Pero más allá de eso, que puede entenderse en un contexto desenfadado, lo que más han cuestionado algunos críticos es el modelo que se ofrece a un cliente destinatario que son las niñas entre 6 y 12 años: "Estas muñecas preparan a las niñas a avergonzarse de sus cuerpos, a obsesionarse con ser sexualmente atractivas desde una edad preadolescente", declaró a Fox News el experto en comportamiento e imagen corporal Patrick Wanis.
En efecto, añade Theresa A. Thomas (escritora y madre de nueve hijos) desde Catholic Lane, "son un cruce entre muñecas Bratz y vampiresas góticas sexy, con extraños piercings y minifaldas ultra cortas con mallas negras y tacones de estilismo".
Ese estilo de vestir es uno de los aspectos más censurados por los reticentes a las Monster High. El citado Wanis apunta a que "sexualiza a las niñas" y "las anima a vertirse como una stripper y a creer que están obligadas a atraer sexualmente a todo el que las rodea".
Lo cierto es que la misma presentación oficial de la personalidad de cada muñeca transmite modelos de comportamiento: "Tengo la figura perfecta para la moda... Me gusta experimentarlo todo antes de elegir", se presenta Franki Stein, quien figura tener 15 años; o "Soy una orgullosa fashionista y muy atractiva... Mi actividad favorita es comprar y ligar con los chicos", confiesa Clawdeen Wolf.
"Monster, monster high / vamos, no seas tímida / Monster High / la fiesta nunca muere", reitera su canción oficial. Todo un festival zombi.
La colección de alumnas del Instituto de Monstruos recrea personajes clásicos del cine de terror, desde Drácula (Draculaura) a Frankenstein (Frankie Stein) pasando por el Hombre Lobo (Clawdeen Wolf) o la Momia (Cleo de Nile), hasta más de una docena de caracteres. Hasta ahí, no deja de ser una línea de producto más con pretensión de originalidad introduciendo el mundo del horror en el ámbito de las muñecas infantiles.
En ese sentido, todos los complementos de las jóvenes y sus respectivas personalidades están marcados por lo macabro y lo morboso: ataúdes, sangre, cadáveres, al igual que las letras de las canciones que acompañan la serie.
Pero más allá de eso, que puede entenderse en un contexto desenfadado, lo que más han cuestionado algunos críticos es el modelo que se ofrece a un cliente destinatario que son las niñas entre 6 y 12 años: "Estas muñecas preparan a las niñas a avergonzarse de sus cuerpos, a obsesionarse con ser sexualmente atractivas desde una edad preadolescente", declaró a Fox News el experto en comportamiento e imagen corporal Patrick Wanis.
En efecto, añade Theresa A. Thomas (escritora y madre de nueve hijos) desde Catholic Lane, "son un cruce entre muñecas Bratz y vampiresas góticas sexy, con extraños piercings y minifaldas ultra cortas con mallas negras y tacones de estilismo".
Ese estilo de vestir es uno de los aspectos más censurados por los reticentes a las Monster High. El citado Wanis apunta a que "sexualiza a las niñas" y "las anima a vertirse como una stripper y a creer que están obligadas a atraer sexualmente a todo el que las rodea".
Lo cierto es que la misma presentación oficial de la personalidad de cada muñeca transmite modelos de comportamiento: "Tengo la figura perfecta para la moda... Me gusta experimentarlo todo antes de elegir", se presenta Franki Stein, quien figura tener 15 años; o "Soy una orgullosa fashionista y muy atractiva... Mi actividad favorita es comprar y ligar con los chicos", confiesa Clawdeen Wolf.
"Monster, monster high / vamos, no seas tímida / Monster High / la fiesta nunca muere", reitera su canción oficial. Todo un festival zombi.
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