Ir al contenido principal

Decálogo de los buenos padres


1.- Paciencia, constancia y firmeza. Tres reglas de oro.
2.- No te sientas culpable por tener que trabajar. Respecto al tiempo, más vale
calidad que cantidad. Dedícales un tiempo especifico a cada uno para que se sientan aceptados y queridos.
3.- No les digas sólo que los quieres. Demuéstraselo también. Sorpréndelos siendo bueno con ellos. Agradéceles cuando se porten bien y reconóceles cualquier mejora. Trátalos como te gustaría que los trataran los demás.
4.- No quieras que tus hijos sean lo que te hubiera gustado sera ti. Acéptalos como son y no como quisieras o imaginabas que serían.
5.- Fomenta sus habilidades manuales e intelectuales. Estimúlalos con juegos, libros, disfraces, etc. Concéntrate en reforzar lo que hacen bien más que en corregir sus faltas.
6.- Dales mucho cariño, pero no los malcríes.
7.- Aprende a trabajar en equipo con tu pareja. No discutáis delante de ellos. Cuando no sepáis que hacer actuad los dos a una formando un equipo y aplicar el sentido común. Os sentiréis más unidos.
8.- Sé coherente con lo que dices. Cumple siempre tanto los premios como los castigos y no hagas tú lo que no quieres que hagan ellos.
9.- Consiénteles sólo lo imprescindible. Hay que cortar actitudes que promuevan que de adultos sean maleducados, consentidos y egoístas. Que salten en el sofá tiene una importancia relativa, sin embargo no dejes de ninguna manera que os falten al respeto ni a vosotros ni a ningún otro mayor.
10.- Aprende a poner limites. Les da seguridad. Si dejamos que hagan todo lo que quieren pensaran que no tienen importancia o que no nos importan

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diez Mandamientos sobre la Amabilidad

1. Sonreír siempre, aun sin ganas y a solas para entrenarse. 2. No decir NO ni a un mandato ni a una súplica. 3. Evitar al prójimo todos los disgustos posibles. 4. Mostrarse contento y satisfecho aunque la procesión vaya por dentro. 5. Esforzarse por ser simpático y más aún a los que no son antipáticos. 6. Utilizar: gracias, por favor... 7. Si hay que reprender, saber dominar el genio y después reprender serenamente. 8. Hacer agradable el trato a las personas con las que se convive. 9. Usar formas amables con todo el mundo. 10. Si hay equivocaciones, reconocerlo abiertamente y disculparse

Novena de la Inmaculada, Cuarto día

Causa de Nuestra Alegría Quienes estuvieron cerca de Nuestra Señora participaron del inmenso gozo y de la paz inefable que llenaba su alma, pues en todo se reflejaba "la riqueza y hermosura con que Dios la ha engrandecido. Principalmente por estar salvada y preservada en Cristo y reinar en Ella la vida y el amor divino. A ello aluden otras advocaciones de nuestra letanía: Madre amable, Madre admirable, Virgen prudentísima, poderosa, fiel... Siempre una nueva alegría brota de Ella, cuando está ante nosotros y la miramos con respeto y amor. Y si entonces alguna migaja de esa hermosura viene y se adentra en nuestra alma y la hace también hermosa, ¡qué grande es nuestra alegría!". ¡Qué fácil nos resulta imaginar cómo todos los que tuvieron la dicha de conocerla desearían estar cerca de Ella! Los vecinos se acercarían con frecuencia a su casa, y los amigos, y los parientes... Ninguno oyó de sus labios quejas o acentos pesimistas o quejumbrosos, sino deseos de servir, de darse a lo...

La prueba final de amor

John X se levantó del banco, arreglando su uniforme, y estudió la multitud de gente que se abría paso hacia la Gran Estación Central. Buscó la chica cuyo corazón él conocía pero cuya cara nunca había visto, la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes en una Biblioteca de Florida. Tomando un libro del estante, se encontró intrigado, no por las palabras del libro sino por las notas escritas en el margen. La escritura suave reflejaba un alma pensativa y una mente brillante. En la parte del frente del libro descubrió el nombre de la dueña anterior, la señorita Hollys Maynell. Con tiempo y esfuerzo localizó su dirección. Ella vivía en Nueva York. Él le escribió una carta para presentarse y para invitarla a corresponderle. Al día siguiente, John fue enviado por barco para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante un año y un mes, los dos se conocieron a través del correo, y un romance fue creciendo. John le pidió una fotografía, pero ella se negó. Ella sentía ...