Intuyo - con una intuición que es casi certeza absoluta- que la historia de Rom Houben, el chico de la fotografía, será tratada - si es que lo es- más como una "curiosidad" cargada de morbo que como una seria advertencia, un aldabonazo allá donde el zumbido de la legalización de la eutanasia perfora los oídos , allí donde algunos se creen con derecho y poder para decididir quién puede vivir y quién tiene que morir...
Por ello - y con toda humildad- me voy a encargar de difundir los poderosos chispazos, la entusiasta lucha por la existencia de Rom Houben.
Hace veintitrés años, Rom Houben -que ha cumplido 46-, belga, estudiante de Ingeniería y experto en artes marciales, sufrió un accidente de automóvil.
Los médicos que lo atendieron en Zolder, Bélgica, fueron tajantes en el diagnóstico: "Estado vegetativo persistente", "su conciencia está extinguida". Y, aparentemente, no fueron negligentes en el examen de Houben: lo sometieron a la universalmente aceptada Escala de Glasgow, que evalúa la vista, el habla y las respuestas motoras. Rom se hallaba, en su docta opinión, en coma irreversible.
Pero, hace tres años, el neurólogo Steven Laureys, de la Universidad de Lieja, revisó el caso de Rom Houben: lo examinó con escáners de última generación y descubrió que el cerebro del aparentemente "vegetal" funcionaba con perfecta normalidad.
Laureys mantiene - y la realidad, el caso de Rom Houben, parece apoyar firmemente su teoría- que, a menudo, "los pacientes considerados en estado vegetativo están mal diagnosticados. Cualquier persona a la que se pone la etiqueta de 'incosnciente', rara vez se deshace de ella. Sólo en Alemania, cada año, unas cien mil personas sufren lesiones cerebrales traumáticas graves. Se estima que entre tres y cinco mil de ellas quedan atrapadas en una fase intermedia". Como Rom Houben: primeros en las listas de candidatos a la eutanasia por 'desenchufe'...
Yo creo que, en fin, lo que convierte la historia de la poderosa chispa de la vida de Rom Houben - que, durante los veintitres años como presunto 'vegetal', estuvo siempre acompañado por su padres y sus amigos- en adventencia, aldabonazo, aviso son sus propias palabras, las de Houben: "Todo ese tiempo soñaba con una vida mejor... Es probable que nunca abandone el hospital pero ahora tengo un dispositivo especial encima de mi cama que incluso me permite leer libros mientras estoy acostado. Quiero leer, hablar con mis amigos mediante el ordenador y disfrutar de la vida ahora que la gente sabe que no estoy muerto". En realidad, Rom Houben - como tantos otros- nunca, jamás, estuvo muerto...
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