Un grupo de mujeres en su estudio bíblico leían el libro de Malaquías cuando encontraron el siguiente versículo referente a Dios:
"Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata" - Malaquías 3,3
Este verso les intrigó en gran manera. ¿Que podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios?
Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata. Esa semana llamó a un orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella solo le mencionó que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.
Mientras la dama observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego, dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.
En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de caliente.
Entonces recordó una vez mas el versículo:
"Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata".
Le preguntó entonces al platero si era necesario que él se sentase frente al fuego durante el tiempo que la plata era refinada.
El hombre respondió- "Oh Sí. No sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, sino que también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que esta en el fuego. Si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida"
La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó. -¿Cómo sabe cuando ya esta completamente refinada?
El sonrió y le respondió:, "Ah, muy simple – Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella."
Si hoy sufres la purificación del fuego, recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en ti cada instante y continuará observándote hasta que vea Su imagen en tí.
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