
Todos los días, a primera hora, Alejandro Magno daba órdenes a sus generales y les decía lo que debían hacer. Por las noches les pedía cuentas, si lo habían hecho o no. Una noche, uno de los generales, llamado Pimérides, había dejado una orden sin cumplir y, al rendir cuentas, dijo:
• Esto será lo primero que haré mañana.
Y Alejandro le preguntó:
• ¿Sabes cómo he podido conquistar un imperio tan grande en tan poco tiempo?.
Pimérides empezaba un discurso en elogio del valor guerrero de su jefe y Alejandro le atajó al momento:
- No, no .Todo eso se supone. Lo he podido hacer no dejando nunca nada para el día siguiente.
Comentarios