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Cultivar el arte de la amistad


Dice el proverbio que un amigo es un tesoro y todo el mundo que posee un tesoro cuida de él y pone todos los medios a su alcance para que no disminuya, ni se pierda sino, en todo caso, para que aumente.

Sin embargo, la aceleración con que se vive hoy está haciendo que decaiga el cultivo de la amistad, el trato frecuente de los amigos entre sí, la conversación reposada, las horas compartidas. Se puede dar el caso de que personas que se quieren mucho y viven en la misma ciudad estén sin verse y sin hablarse, ni siquiera por teléfono, varios meses seguidos.


EL AMOR DE AMISTAD

Filósofos y pensadores están de acuerdo en afirmar que el amor de amistad es uno de los más elevados, es una unión de espíritus, en el que la comprensión mutua, el don que se intercambia, el apoyo que se da y se recibe llega a ser de los más gratificantes que una persona puede recibir.

Pero la amistad no surge de la noche a la mañana. Requiere cubrir unas etapas hasta llegar a cuajar en algo verdadero. Y entre esas etapas está, sin lugar a dudas, la del trato frecuente el intercambio de opiniones y sentimientos.

EL TIEMPO NECESARIO

Se precisa posibilidad de compartir experiencias, diálogo tranquilo e intercambio de intimidad. Por eso las mejores amistades se fraguan entre estudiantes de un mismo curso, compañeros de trabajo, vecinos...Personas que coinciden habitualmente y pueden ir profundizando en el trato.

Inicialmente se establece una simpatía mutua. Cada uno encuentra en el otro una serie de cualidades aceptables y ciertas afinidades por las que le resulta agradable el tiempo que pueden pasar juntos. La simpatía mutua predispone a hacer más frecuentes los encuentros para seguir charlando de las cosas más dispares. Se pasa así al momento en que se hacen confidencias, se comunica al otro eso que nunca se ha dicho a nadie porque el sujeto intuye que va a ser comprendido. Se establece una solidaridad. Cada uno sabe que va a tener un apoyo en el otro, que en caso de apuro va a contar con una ayuda no tanto material -que a veces se sabe que es imposible- sino moral.

SE CUENTA CON LA LEALTAD

Algo fundamental entre amigos es la lealtad. Está hecha de sinceridad y de afecto. El amigo dice siempre la verdad, que puede ser en ocasiones, amarga, pero que por ir acompañada de amor, es una verdad constructiva y ayuda a encontrar solución al error.

Una buena amistad necesita del crisol de las dificultades hará que se consolide o se reconozca como tal. Un buen amigo no es el que da siempre la razón, sino quien entiende las razones que se pueden tener para obrar de una determinada manera pero que es capaz de señalar los errores.

La lealtad exige que se hable bien del amigo cuando él no está presente. Exige que se preste ayuda en todos los momentos necesarios. Que se pueda contar siempre con él.

RECUPERACIÓN DE AMISTADES

Es necesario saber cultivar las amistades que se poseen y estar abiertos a nuevas amistades. Cualquier edad de la vida es buena para iniciar una nueva amistad y merece la pena tenerlo en cuenta para no perder ninguna ocasión que se presente al paso.

¿Cuántos amigos están siendo olvidados por el simple sistema de no tener trato con ellos? En los planes de cada semana habría que marcarse un tiempo para los amigos en una operación que podría llamarse "recuperación de amigos". Hay muchos ratos de ocio que se llenan por el cómodo e individualista método de conectar la televisión, navegar por internet, jugar en el videojuego o escuchar música del ipod con los cascos puestos y que, sin embargo podrían ser mucho más gozosos si se dedicaran a estar con amigos.

ABIERTOS A TODO EL MUNDO

Estar abiertos a la amistad es una señal de juventud de espíritu. Con quienes ahora mismo se tenga un contacto obligado por razones profesionales, de vecindad, etc. son -pueden ser- amigos en potencia. Bastará forzar un poco la comunicación con ellos para descubrir que esa personas son mucho más agradables que el mero formulismo coloquial puede hacer sospechar. Una invitación a tomar algo juntos o a la propia casa sería el primer paso para profundizar en el conocimiento mutuo y llegar luego a una amistad inicial. La aceleración, de que se hablaba al principio, puede ser un tanto positiva en el sentido de quemar etapas y pasar pronto a tratarse como auténticos y verdaderos amigos. Vale un tesoro intentarlo.

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