"YO, LA SABIDURÍA, HABITO CON LA CORDURA ..." (Proverbios 8:12)
Cuando te empujas más allá de los límites de la sabiduría sufres los mismos resultados que los que "se queman" en cualquier otro empeño. Aquí hay algunas ideas para ayudarte:
(a) Si te criaste en un entorno lleno de tensión, es posible que no sepas cómo tratar la vida de otra manera. Nada cambiará hasta que reconozcas que el estrés es como adrenalina emocional; por eso sigues produciéndolo;
(b) Cuando estás sentado en una silla y oyes que las patas se agrietan, la sabiduría dice: `Levántate antes de que termines en el suelo'. Presta atención a los signos reveladores de tensión antes de que se quiebre tu salud y no sirvas ni para Dios ni para nadie;
(c) Aprende a ser prudente. 'Prudencia' simplemente quiere decir 'administración cuidadosa'. Para ser un mejor administrador de tu tiempo, tu energía y tus dones, comienza a anotar los hábitos sobre los que debes trabajar. No anuncies: "¡A partir de hoy, todo el mundo por aquí va a cambiar!". No, trabaja en ti mismo primero, y sólo en una o dos cosas a la vez;
(d) Reconoce a los que te causan tensión. Aprende a adaptarte en vez de siempre permitir que las cosas te alteren. La vida tiene un "segundo nombre"; se llama '¡cambio!'.
¿Sabes qué? ¡Se supone que llegues a cansarte! La fatiga es un límite dado por Dios que te impide a tirarte por el borde. ¿Qué es lo que te crea ácido en el estómago, nudos en el cuello, y que hace que otros no se sientan a gusto a tu lado? ¡La respuesta a esta pregunta revela en qué área necesitas trabajar!
Fuente: Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday.
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