
Perdóname, Señor, que venga a molestarte, pero se me acaba de ocurrir una idea:
Dicen que tienes necesidad de un Santo y pienso que tal vez podría servirte yo...
Vengo, pues, a ofrecerme para tal empleo; creo que podría cumplir esa ocupación.
A pesar de lo que digan, el mundo está lleno de personas perfectas.
Hay muchos que te ofrecen tantos sacrificios que, para que no te equivoques al contarlos, los marcan con pequeñas cruces en un cuadernillo.
Lo que te he dado, Señor, tú sabes bien que lo has cogido tú mismo sin pedirme permiso y, lo más que yo he hecho, ha sido intentar no protestar...
Hay también otros que pueden corregirse de un defecto por semana y ¡claro! serán forzosamente perfectos al cabo de un trimestre.
Pero yo no tengo suficiente confianza en mí para hacer eso, ¿quién sabe si perseveraré al cabo de la primera semana?
¡Soy tan impulsivo, Dios mío!
Por eso, prefiero aceptar mis defectos, aunque usándolos lo menos posible...
Las personas perfectas tienen tantas cualidades, que no hay sitio en su alma para otra cosa y por lo tanto nunca llegaran a ser Santos.
Además, tampoco tienen ganas de serlo por miedo a faltar a la humildad.
Pero un Santo, Señor, yo creo que es ser un vaso vacío, que tú llenarás de tu gracia, con el amor que desborda tu Corazón, con la santidad de los Tres...
Mira, Señor, que yo soy eso: un vaso vacío, sin nada; sólo hay un poco de fango estancado en el fondo y no está muy limpio, ya lo sé...
Pero seguro que ahí arriba tú tienes algún detergente celestial! y además, ¿para qué serviría el Agua de tu Costado sino para lavarlo antes de usarlo?
Pero si tampoco tú quieres de mí, Señor, no insistiré...
Piensa, sin embargo, en mi propuesta, que va en serio.
Cuando vayas a tu bodega a sacar el vino de tu amor, acuérdate que, en cierto lugar de la tierra, tienes un pequeño vaso a tu disposición.
Y YO... ¿QUÉ HAGO?
Comentarios
Podemos servir al Señor siendo tal como somos, sin tratar de aparentar una santidad que no poseemos.
Lo importante es hacer lo correcto y no faltar a la verdad, desde ese punto de vista podemos aspirar a ser santos.
Abrazos.