Ir al contenido principal

¡Papa: si no vienes, te vamos a buscar!


No habían transcurrido ni cuatro horas de su presentación a los medios, cuando la avalancha de visitas a la web http://bb16.org desbordó todas las expectativas e, incluso, generó algunos problemas de acceso a los internautas. Tal ha sido el entusiasmo con el que los españoles han acogido la Carta de bienvenida al Papa Benedicto XVI que, ante la próxima Visita del Pontífice a Barcelona y a Santiago de Compostela, mil personalidades españolas del mundo de la política, el periodismo, la empresa, la educación o el deporte han firmado y colgado en Internet para que cualquiera pueda sumarse a la iniciativa. Una proposición que no podía haber tenido mejor respuesta. El pasado lunes, durante el acto de presentación de la Carta, la periodista de Telemadrid María Pelayo -que oficiaba de maestra de ceremonias- lo confirmaba: «En sólo unas horas, más de 10.000 personas ya han firmado el texto». Y la cifra va in crescendo.

Así, ya son miles de personas los que quieren recibir al Papa con los brazos abiertos, y que se han sumado a nombres y rostros más conocidos. Nombres como los futbolistas Raúl González Blanco, Emilio Butragueño y Fernando Morientes; el tenista Rafa Nadal; los políticos Jaime Mayor Oreja, Mercedes Aroz, Ignacio Camuñas, Ignacio Cosidó, Jorge Fernández Díaz, Alberto Núñez Feijoo, Arancha Quiroga, María San Gil, o Rodrigo Rato; toreros como Miguel Báez -el Litri-, Julián López -el Juli-, Enrique Ponce, Manuel Jesús Cid -el Cid- o Cayetano Rivera Ordóñez; los periodistas y escritores Alfonso Ussía, Ernesto Sáenz de Buruaga, Carlos Herrera, José Luis Restán, Luis María Anson, Alfredo Urdaci, José Javier Esparza, César Alonso de los Ríos o Cristina López Schlichting; la bailaora Sara Baras; la directora de orquesta Imma Shara; el escultor Etsuro Sotoo; o el empresario Juan Miguel Villar Mir. Y así, hasta mil.

Coraje, valentía y humildad

Numerosas personalidades quieren, como aseguró don Ignacio Camuñas durante la presentación de la Carta, «agradecer el coraje y la valentía que ha demostrado Benedicto XVI durante todo su pontificado, y la humildad para pedir disculpas por los fallos de algunos miembros de la Iglesia. ¡A ver qué otro líder es capaz de pedir perdón por lo que hacen los miembros de su organización!» También don Jaime Mayor Oreja reclamó «la exigencia de no esconder lo que somos y creemos», porque, ante la situación que vive España, «nuestro silencio no sólo no beneficia a los valores que están en crisis, sino que nos convierte en cómplices» de su desmoronamiento. De ahí la importancia de esta «hermosa iniciativa, digna de los católicos españoles, que saben lo que significa, para España, la Iglesia, la profesión de fe y su unión con el Romano Pontífice», como la definió el pasado domingo el cardenal Rouco. Quizá el mejor resumen de la bienvenida a Benedicto XVI sea el expresado en un video de apoyo a la Carta, en el que un grupo de niños agradece al Santo Padre su Viaje: «¡Papa: si no vienes, te vamos a buscar!» En efecto, España espera ansiosa a B16.

José Antonio Méndez

Carta de Bienvenida

Cercana ya la Visita del Papa Benedicto XVI a España para consagrar el templo de la Sagrada Familia en Barcelona y peregrinar a Santiago de Compostela en el Año Santo, los abajo firmantes queremos dar las gracias al Pontífice por haber querido venir de nuevo a nuestra tierra, coincidiendo ahora con difíciles momentos de crisis económica y social, que hunden sus raíces en una profunda crisis moral.
Estamos seguros de que millones de españoles -y de personas que vinieron de otros países buscando una vida mejor- comparten este sentimiento de gratitud y bienvenida y aguardan con alegría y esperanza la venida del Papa a España el próximo otoño.
Queremos expresar públicamente nuestra gratitud por su ejemplo, por su extraordinario Magisterio y por su incansable defensa de la dignidad humana y de los valores que necesita el mundo de hoy. Sus permanentes enseñanzas al servicio del bien y de la verdad muestran una honda sensibilidad por los problemas a los que se enfrenta la Humanidad en los comienzos del siglo XXI.

El lema de su pontificado -Cooperadores de la Verdad- es un firme compromiso de promover un fecundo diálogo entre razón y fe con el objetivo de una mayor humanización de la sociedad. Un diálogo que, con el concurso de todos, exige la plena protección del ejercicio de la libertad religiosa coherente con una concepción de laicidad positiva del Estado.

Queremos agradecer también al Papa su clarividencia e insistencia sobre el auge del relativismo. Benedicto XVI advierte a todos los hombres de buena voluntad de un relativismo que pretende prescindir de las categorías del Bien, la Verdad y la Belleza, fomentando un individualismo insolidario, origen principal de la crisis de nuestra sociedad. Es precisamente ese relativismo la fuente inspiradora de iniciativas contrarias al derecho a la vida, a la familia y a los derechos de los padres como primeros responsables de la educación de sus hijos.

La humanidad del Papa también se manifiesta en su permanente estímulo al compromiso social de la Iglesia, hoy igual que siempre, por ser la primera en ayudar a los más necesitados, a los rechazados de la sociedad: enfermos de sida, drogodependientes, presos, enfermos mentales y terminales, víctimas de la prostitución, menores abandonados y los millones de personas que viven en la pobreza en los países menos desarrollados. Y ante conductas indignas de algunos miembros de la Iglesia, que nos ofenden a todos, Benedicto XVI ha dado ejemplo de humildad y transparencia, exigiendo además, junto a la consiguiente reparación por la acción de la justicia, una honda purificación en la Iglesia.

En fin, la cordial cercanía de sus Viajes ofrece siempre a todos sin distinción un mensaje de paz y de concordia, una propuesta de sabiduría y esperanza.

Alfa y Omega

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diez Mandamientos sobre la Amabilidad

1. Sonreír siempre, aun sin ganas y a solas para entrenarse. 2. No decir NO ni a un mandato ni a una súplica. 3. Evitar al prójimo todos los disgustos posibles. 4. Mostrarse contento y satisfecho aunque la procesión vaya por dentro. 5. Esforzarse por ser simpático y más aún a los que no son antipáticos. 6. Utilizar: gracias, por favor... 7. Si hay que reprender, saber dominar el genio y después reprender serenamente. 8. Hacer agradable el trato a las personas con las que se convive. 9. Usar formas amables con todo el mundo. 10. Si hay equivocaciones, reconocerlo abiertamente y disculparse

Novena de la Inmaculada, Cuarto día

Causa de Nuestra Alegría Quienes estuvieron cerca de Nuestra Señora participaron del inmenso gozo y de la paz inefable que llenaba su alma, pues en todo se reflejaba "la riqueza y hermosura con que Dios la ha engrandecido. Principalmente por estar salvada y preservada en Cristo y reinar en Ella la vida y el amor divino. A ello aluden otras advocaciones de nuestra letanía: Madre amable, Madre admirable, Virgen prudentísima, poderosa, fiel... Siempre una nueva alegría brota de Ella, cuando está ante nosotros y la miramos con respeto y amor. Y si entonces alguna migaja de esa hermosura viene y se adentra en nuestra alma y la hace también hermosa, ¡qué grande es nuestra alegría!". ¡Qué fácil nos resulta imaginar cómo todos los que tuvieron la dicha de conocerla desearían estar cerca de Ella! Los vecinos se acercarían con frecuencia a su casa, y los amigos, y los parientes... Ninguno oyó de sus labios quejas o acentos pesimistas o quejumbrosos, sino deseos de servir, de darse a lo...

La prueba final de amor

John X se levantó del banco, arreglando su uniforme, y estudió la multitud de gente que se abría paso hacia la Gran Estación Central. Buscó la chica cuyo corazón él conocía pero cuya cara nunca había visto, la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes en una Biblioteca de Florida. Tomando un libro del estante, se encontró intrigado, no por las palabras del libro sino por las notas escritas en el margen. La escritura suave reflejaba un alma pensativa y una mente brillante. En la parte del frente del libro descubrió el nombre de la dueña anterior, la señorita Hollys Maynell. Con tiempo y esfuerzo localizó su dirección. Ella vivía en Nueva York. Él le escribió una carta para presentarse y para invitarla a corresponderle. Al día siguiente, John fue enviado por barco para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante un año y un mes, los dos se conocieron a través del correo, y un romance fue creciendo. John le pidió una fotografía, pero ella se negó. Ella sentía ...