Después de un año en que la fe ha sido objeto de caricatura en varias películas españolas, y en que la mediocre y ridícula película Camino se alzara como triunfadora de los Goyas, parece oportuno recordar el concepto de "cristofobia" al que aludía Joseph Weiler: el rechazo de la matriz cultural de nuestra civilización.
En el caso de Camino aún ha sido más sorprendente ver cómo sus responsables no han dudado incluso de manipular la buena voluntad de una religiosa teresiana para intentar romper el rechazo unánime del film por parte de los católicos y así poder hacer más caja. Todo vale para neutralizar la presencia cristiana en la sociedad.
En un futuro no muy lejano nos esperan películas que van a volver a poner sobre la mesa, para bien o para mal, polémicas y debates cuyos centros de atención –o de ataque, según el caso– van a ser la fe y la Iglesia. En unos casos porque la película en cuestión sea simplemente una excusa para volver a dar una batalla mediática que siga minando la imagen de la Iglesia en el cada vez más manejable inconsciente colectivo. En otros porque la película misma persiga esa intención. En este sentido se está preparando un film español, que está en fase de preproducción, y que es una vida de Jesús "alternativa", basada según el autor en las "últimas investigaciones históricas" sobre la figura de Jesucristo. Se trata de una desdivinización de Cristo y una tergiversación de su figura y significado histórico. En el guión encontramos situaciones tan chocantes como que la Virgen María es la que contrata los servicios de María Magdalena para ver si seduce a Jesús y le aleja de la muerte que se le avecina. Este tipo de películas provocan la misma pregunta que Teresa, Cuerpo de Cristo: ¿A quién van dirigidas, cuál es su público objetivo? Y la respuesta parece obvia: ninguno. Por eso se estrelló en taquilla la citada película de Ray Loriga. Un católico no va a gastar su dinero para ver un film que sabe que no le va a gustar. Y un ateo no quiere gastar su dinero en una cinta sobre Jesús, ya que es un tema que supuestamente no le interesa. ¿Quién va, pues, a ver la película? En principio nadie, con lo que habrá que recurrir –como hizo A. Vicente Gómez en la antedicha película– a la falsa polémica, al morbo artificial. La misma fórmula que ha intentado Jaume Roures con Camino. Al final ni a un productor ni al otro le han salido las cuentas. Cinco millones costó Camino y apenas ha recaudado dos.
Más inminente es el estreno de Ángeles y Demonios (en mayo), la continuación del absurdo best-seller El Código Da Vinci. Tom Hanks ya ha declarado públicamente esta "profunda observación": "Cuando se estrenó El Código, la Iglesia protestó y no pasó nada, ahora será lo mismo". ¿Qué quería que pasara? La fórmula es muy clara: si la Iglesia protesta, se hace más taquilla. Pero la Iglesia, sabiamente, no suele entrar al trapo de un marketing gratuito tan burdamente planteado.
Sin duda tiene más interés este otro proyecto internacional: María, Madre de Cristo, que presumiblemente se rodará en 2010 a partir de un guión de Benedict Fitzgerald (guionista de La Pasión de Cristo) con la colaboración de la conocida católica hollywoodiense Barbara Nicolosi. Se trata de una historia dura pero interesante, que en principio dirigiría el aclamado cineasta argentino Alejandro Agresti, un director irregular pero serio y talentoso. El papel de María está pensado para la californiana de origen brasileño Camilla Belle, cuyo pésimo último film se ha estrenado esta semana, Push, y se pretende que Al Pacino acepte el papel de Herodes. Peter O'Toole, Jonathan Rhys Meyers y Jessica Lange completarían el reparto.
Otro proyecto que merece nuestra atención es sin duda uno sobre San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Se trata de un proyecto que en principio tendría al frente al famoso director de La Misión, Roland Joffé. Ya en 2007 el cineasta declaró al diario británico The Independent su intención de rodar el film. El productor sería Heriberto Schoeffer, de IMMI Productions, que no en vano ha sido invitado a impartir lecciones en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, gestionada por el Opus Dei. Dicha productora cuenta también entre sus analistas de guiones con miembros de la Prelatura. No hay mucha información disponible del proyecto que, en teoría, se rodaría en 2010. En fin una de cal y otra de arena, situación que pone de manifiesto que el hecho cristiano sigue provocando odio o curiosidad. Del testimonio de los cristianos depende que uno se transforme en otra.
Por Juan Orellana
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