Las palabras no son indiferentes: unas nos hacen daño, nos irritan, crean distancia; otras, en cambio, nos abren al encuentro y nos dulcifican el alma. Quien las domina y sabe utilizarlas es un gran afortunado porque tiene mucho adelantado en la vida y se evitará muchos disgustos, y lo que es más importante: será sembrador de paz y alegría. ------------------------------------- Bajo ningún concepto debemos hacernos concesiones en nuestro vocabulario. ------------------------------------- Omitir los pequeños sucesos que pueblan nuestros días es una prueba clara de elegancia, porque a la hora de hablar hay que elegir los mejores temas de conversación, los más interesantes, aquellos que por su riqueza espiritual son capaces de enamorar al alma. Pero para esto es necesario tener ideas, y para tenerlas es necesario leer, pensar, reflexionar, estar enamorado de la cultura en sus distintas manifestaciones. ------------------------------------- Siempre es la cultura la que nos saca del puebler...